Manuel Paredes, el “bandolero de Arahal” amante del deporte de montaña

• Es uno de los 3 deportistas que ha completado las 11 ediciones de las 100 Millas “Sierras del Bandolero”, una de las pruebas de fondo más duras del panorama nacional con 160 kilómetros y unos 13.000 metros de desnivel acumulado.

Objetivo logrado. Un año más, Manuel Jesús Paredes Aguilar ha cruzado la línea de meta de las 100 Millas “Sierras del Balondero” organizada por el Club Tritón. Y ya van 11 veces.

Una hazaña que no pierde ni un ápice de importancia por el hecho de no ser el primero en llegar o por convertirse ya en casi un experto en este tipo de pruebas. Los 160 kilómetros de recorrido por sierras y montañas (sobre un terreno irregular y con 13.000 metros de desnivel acumulado -6.500 positivo y 6.500 negativo-) convierten esta ultra trail, que llega a desarrollarse para muchos durante dos gélidas noches, en una aventura solo apta para valientes.

Y entre estos, en este 2023, había varios arahalenses: Juan Manuel Berlanga (que tuvo que retirarse por lesión sobre el kilómetro 30), Francisco Bermúdez “Bala” (que realizó una gran marca con 26h 39′ 41″) o el propio Paredes, el más veterano en esta Ruta de los Pueblos Blancos. Desde que en 2010 empezara a hacer este tipo de pruebas, no se ha perdido ni una sola edición de las 100 Millas “Sierras del Balondero”, una de las ultra trail más duras del país que parte desde Prado del Rey y discurre por las localidades de El Bosque, Benamahoma, Villaluenga del Rosario, Montejaque, Ronda, Benaoján, Jimena de Líbar, Cortes de la Frontera y Grazalema.

Debido a su dificultad y dureza, tan solo hay 3 personas que hayan completado todas sus ediciones. Por eso, el arahalense recibía el pasado año un homenaje en el décimo aniversario de este evento. “Para mí, ya es una cita oficial el primer fin de semana de marzo”. Este año, la prueba contaba con unos 1.600 deportistas entre sus tres modalidades (100 Millas, “Bandolerita” de 81 km y Maratón de 42 km) de Noruega, Polonia o Portubal). Los participantes en la larga distancia tenían un total de 42 horas para completarla, fijándose en algunos puntos tiempos de corte. Por tanto, el cronómetro también supone otro hándicap más para enfrentarse a este reto. Sin embargo, Paredes no tiene ninguna duda cuando cada año llega el momento de realizar la inscripción.

Son muchas las razones que hacen al arahalense competir en este tipo de carreras y, en concreto, en la de los bandoleros: afán de superación personal, sacrificio y, sobre todo, diversión haciendo deporte por sitios espectaculares. “Te quedas con los momentos por la sierra, las zonas increíbles por las que pasas (muchas en soledad) y con la oscuridad de la noche en la montaña, a la que se coge el puntillo”, manifiesta el ultrafondista local. A todo ello, afirman los participantes, se suma el ambiente y el compañerismo reinante en este tipo de pruebas.

En esta edición, Paredes la ha completado en un tiempo de 36 horas y 14 minutos, saliendo a las 6 de la tarde del viernes y entrando en meta a las 6 de la mañana del domingo. No es su mejor marca, pero ha preferido disfrutarla plenamente y sin asumir riesgos (ya que estas carreras no están exentas de posibles peligros o contratiempos): “Ya vas a disfrutar y a terminar la prueba. Sin mirar reloj, porque, al fin y al cabo, el tiempo que haces es lo que menos recuerdas es estas pruebas. Yo me quedo con la sensación de llegar a meta y estar ya pensando en volver al año siguiente”.

Esta vez no ha aparecido el famoso “tío del mazo”, a pesar de que los entrenos por montaña no han sido frecuentes: “La mayoría de las veces, he entrenado en cinta unos 10 kms. A partir de diciembre-enero, sí hago alguna sesión de 20 o 25 kms y salgo por el campo a hacer unos 12. Además de esto, sí hago crossfit”.

Una preparación física que es importante para emprender esta aventura, aunque reconoce que tiene aún más peso el aspecto mental: “Debes estar movido y preparado físicamente, pero la cabeza es esencial”.

Es la clave para superar el desnivel del terreno, la dureza de la superficie de la carrera, los contratiempos del camino o el agotamiento provocado por el cansancio. Y, además, es sumamente importante porque se convertirá en el disco duro que guarde para siempre las sensaciones vividas y experimentadas en un escenario único. Un escenario que durante todo un fin de semana vuelve a acoger en sus sierras, como en tiempos de antaño, a centenares de “bandoleros” librando su particular batalla. «No he echado ni fotos. Las imágenes las tengo en mí, en mi retina y en mi cabeza».