De Arahal al Rocío: una arahalense con la Hermandad de Marchena

  • Ana Sánchez, de Arahal, lleva haciendo el camino varios años con la Hermandad de Marchena
  • La corporación marciense acoge a un grupo de arahalenses que todos los años peregrinan hasta la aldea de El Rocío
Ana Sánchez (izq.) con dos imágenes que forman parte de su camino.

La devoción por la Virgen del Rocío en Arahal podría definirse como íntima: aquella que se vive en las casas a través de estampas, fotos en almanaques o pegatinas en el salpicadero de la antológica frase: “yo conduzco, Ella me guía”. Objetos que, de alguna forma, traslada a todo el que los ve al Rocío.

En la casa de Ana Sánchez (Arahal, 1987) siempre se ha vivido de una manera íntima e intensa la devoción a la Virgen del Rocío. Confiesa que si su madre hubiera tenido la oportunidad, no lo hubiera dudado ni un minuto en ponerse a hacer el camino. Sin embargo, ese anhelo lo haría realidad su hija y desde entonces, cada camino que hace, se lo dedica a su progenitora que espera en casa sus llamadas y vivencias.

El primer camino que hizo Ana lo realizó con la filial de Utrera junto a una amiga. Muchos rocieros coinciden en que el primer camino es el que te marca de por vida. A ella, le parecía todo nuevo: desde la manera de levantarse la arena al paso de los peregrinos, el movimiento de los olivos y pinos con el aire o el rezo de la Salve de noche. De esta forma, ese camino le reafirmó en su deseo de seguir andando siempre que le fuera posible.

Arahalenses con Marchena

Al año siguiente, comenzó a hacer su peregrinación con los rocieros de Marchena, que hacen actualmente junto a la de Osuna. Ese camino significaba mucho ya que iba de promesa -que más tarde se cumpliría-. Llegó sin conocer a nadie y el trasiego de los días por los campos le otorgó unos amigos que a día de hoy mantiene más allá de las arenas. Junto a Ana, otro grupo de arahalenses decidieron sumarse llegando a la decena de vecinos que llevan el nombre de la localidad en los labios todo el recorrido. Ana, Pablo, Rosa María, Manolo, Rafa, Mari Carmen o María del Mar son algunos de los compañeros que no le pueden faltar a la vera cada año.

Ana (centro) con algunos vecinos de Arahal.

Ahora, tras cerca de una década de caminos vividos -y andados-, hace un alegato a la belleza de ir tras el Simpecao, pero sin obviar los momentos duros como el año de las fuertes lluvias que estropearon parte de la Romería del 2016. Los hermanos más ancianos de la Hermandad les animaban a seguir caminando: “nos decían que si aguantábamos este año, ya no podría nada con nosotros”. Y aguantaron.

Aunque como siempre prevalece lo bueno, no se olvida de sus momentos en la carriola de los más jóvenes, el cruce de la barca por Coria o la llegada a la aldea, que es el momento en el que realmente se da cuenta del logro de superar los kilómetros que separan su Arahal de El Rocío. También, recuerda con mucho cariño el primer camino, que como todo romero en su año de estreno, fue bautizada en el vado del Quema junto a su caballo y el carro porque para todos era la primera vez que pisaban las aguas del Guadiamar.

Pablo Sánchez en uno de los momentos del camino en San Antonio de Arahal.

Ana y su sobrino

Sin duda para ella, uno de los mejores regalos que le ha otorgado el camino es hacerlo con su sobrino, Pablo, quien hace unos años pidió como regalo de Comunión andar junto a su tía. Algunos años han pasado ya de ese momento y siguen compartiendo kilómetros, risas y cantes. Los recuerdos se le agolpan, y más, en esta semana tan distinta a las vividas otros años antes de la pandemia. Rememora también el color de Arahal cuando el lunes por la mañana entran por la localidad los romeros y saludan en San Antonio o la Magdalena. Momentos como esos, adquieren el adjetivo de inolvidables ya que significa mucho pasar por el pueblo con la fe en la Virgen por bandera.

Medallas, estampas y una lista de nombres para los rezos no pueden faltarle todos los años en el camino a esta joven. Esas pertenencias son de aquellos que le piden que se lleven algo suyo para que haga el camino. Una responsabilidad, sí, pero satisfactoria.

Este fin de semana quiere ir a Almonte, al menos, para estar más cerca de la Virgen al igual que harán muchos rocieros que, con mascarilla, se acercarán a Ella en este año tan insólito. El camino del 2016 dicen que “fue horrible”, pero este, aunque cada vez se vea más cerca el fin, puede ser más duro y solo posible de aguantar con la fe y los recuerdos de una vecina de Arahal, que camina con Marchena para llegar hasta El Rocío.  

Eugenio Jiménez L.

Redactor de MedialTV. Presenta los programas "De Tarde en Tarde", "Nuestra Gente" y "Horizonte Cultural" en la televisión de este medio.

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