Jesús Caro deja el cargo de sacristán de la Magdalena de Arahal

  • El arahalense ha estado más de dos décadas al servicio de la Iglesia y sus fieles
  • Deja un trabajo poco conocido, silencioso y sacrificado
Jesús Caro deja el cargo de sacristán de la Magdalena de Arahal. Imagen: MedialTV

Tras más de dos décadas al servicio de la Iglesia y sus fieles, Jesús Caro se retira de sacristán de la Parroquia Santa María Magdalena de Arahal. Con un revoltijo de tristeza y júbilo, entrega al nuevo sacristán el gran manojo de llaves del templo. Aunque se desconozca por muchos, el sacrificio en este trabajo es alto repercutiendo en su familia y aficiones.

En casos como este es donde mejor se puede aplicar aquello tan bíblico de «los caminos del Señor son inescrutables» porque quién iba a decirle a Jesús que, tras trabajar de pintor o jornalero, iba a estar preparando casullas, lecturas sagradas o barriendo el arroz en el porche de la parroquia durante más de dos décadas. Aunque Jesús Caro (Arahal, 1965) siempre ha vivido la fe por su vinculación con la Hermandad del Nazareno, nunca lo había hecho tan intensamente hasta que el recordado José Quirós le propuso ser sacristán. De esta forma tomaría el relevo de Eduardo Amador, anterior en el cargo. De todo el tiempo en el que Quirós fue responsable de la iglesia mayor guarda gratos recuerdos. «Padre, compañero, confesor, amigo y hermano», así define a Quirós tras tantos años de trabajo. Él, junto a otros, le transfirieron los conocimientos necesarios para que todo esté dispuesto en cada oficio religioso.

El contacto con tantos vecinos le otorga la posibilidad de escribir varios tomos de anécdotas con cultos, convivencias o jornadas especiales. Incluso, cuenta que fue padrino de tres bebés que, en el momento del bautizo, no tenían a nadie, algo indispensable, para la administración del Sacramento.

Siempre se dice que el buen monaguillo es el que, estando en el altar, no se hace notar. Con el sacristán también pasa lo mismo. La antelación es otra de las características principales. Tras tantos años, con solo escuchar el carraspeo del sacerdote en el altar, ya tiene un vaso de agua dispuesto, como ilustra Caro. A eso se le suma la pasión de trabajar en algo que le gusta, por eso, nunca le ha pesado limpiar los grandes tejados, regar la infinidad de macetas del patio parroquial o arreglar cualquier cosa, desde un reclinatorio a un portalámpara.

Ante el descenso de feligreses en las misas y bodas se muestra preocupado comparándolo con la afluencia que había en sus primeros años. Sobre esto, reflexiona sobre los posibles cambios de la Iglesia en los próximos años para no seguir perdiendo fieles.

Dice que ahora es tiempo para dedicárselo a la familia después de los años y momentos en los que no ha podido estar con ellos. Pese a haber dejado ya su labor, parece que sigue llevando los horarios de la parroquia a raja tabla, aunque una sensación de vacío y alegría mezcladas lo invaden cuando se da cuenta de la realidad. La realidad es también su buen hacer en todos estos años como «sacri»: trabajo impecable, sincero y sacrificado con Arahal, su fe y hermandades.

Eugenio Jiménez L.

Redactor de MedialTV. Presenta los programas "De Tarde en Tarde", "Nuestra Gente" y "Horizonte Cultural" en la televisión de este medio.

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