De Arahal al Rocío: la romería desde un tractor

Antonio Cortés en su corralón. Al fondo, un azulejo de la Virgen del Rocío. Imagen: MedialTV

Cualquier festividad que se celebre en nuestra tierra incumbe a una asombrosa cantidad de variopintos empleos de distintos sectores que durante unos días se unen para dar como resultado la celebración, en este caso la Romería del Rocío. En ella, las carriolas, las casas de muchos rocieros en ese días, tienen un lugar de importancia. Para que estos habitáculos sean transportados de punto a punto del recorrido, lo más usual es hacerlo con un tractor.

Antonio Cortés (Arahal, 1966) hizo su primer camino desde su tractor en los años ochenta. Desde entonces, ha tenido una infinidad de ocasiones de trabajar en esta festividad y disfrutar a la vez. La devoción por la Virgen en su casa siempre ha guardado un lugar especial ya que su padre era hermano de la Filial de Pilas, de las más antiguas en la nómina de hermandades rocieras.

Este arahalense hace varios años que se encarga del grueso de tractores, coche de los peregrinos y cisterna del agua que lleva la hermandad sevillana del Cerro del Águila. Más de una decena de tractores de la localidad y otras próximas consigue reunir para que los romeros de este barrio de la capital hispalense lleguen a la aldea. El trayecto de Arahal hasta Valdezorras, lugar de encuentro previo a la romería, lo realizan a través de los caminos de servicio y tardan como dos horas y media en llegar. De ahí, pasan al campo de la feria donde se sumarán a la comitiva tras despedirse la corporación de sus vecinos. A partir de ese momento, comenzarán los alrededor de setenta kilómetros que distan de la aldea almonteña.

Antonio delante de uno de sus tractores. A la derecha, algunas carriolas de la Hermandad del Cerro del Águila. Imagen: MedialTV

Aunque la veteranía es un grado, Antonio cuenta que cuando a un tractorista le pilla un banco de arena más denso de la cuenta, no sirven los años al volante, “el pan nuestro de cada día”, dice mientras se ríe enumerando la cantidad de veces que puede ocurrir en un solo año. Cuando eso sucede, la comitiva se para y todos los tractoristas se afanan en ayudar al compañero atascado.

Todo forma parte de un engranaje: la cisterna siempre tiene que tener agua, el coche de los peregrinos y los tractoristas con las carriolas de punto en punto de sesteo y pernocta (descanso del mediodía y nocturno, respectivamente). Al llegar a cada uno de ellos, ayudan a preparar las mesas y lo que se tercie. Estos trabajadores son indispensables para el correcto desarrollo de la peregrinación. Cortés, junto a sus compañeros, se sienten muy cómodos por el trato que les dispensan desde la hermandad porque los consideran unos hermanos más.

Uno de sus puntos preferidos es el paso por el Vado del Quema, a pocos kilómetros del Rocío. Desde su lugar de trabajo, ha presenciado momentos muy emocionantes como el de una mujer mayor que hace todo el camino sin soltar la vara de promesa de la carreta del Simpecao, “vuelta que da la rueda, paso que da ella”, comenta.

Aunque hasta la mañana del lunes de Pentecostés no tiene que estar con la hermandad para organizar el camino de vuelta, el domingo tiene por costumbre acudir hasta Almonte con su familia para ver a la Virgen salir y procesionar por la aldea. Tras dos años sin romería, espera volver a vivir momentos tan íntimos y que aumentarán las páginas de la memoria de este tractorista que vive su romería desde la cabina de Arahal hasta el Rocío.

Eugenio Jiménez L.

Redactor de MedialTV. Presenta los programas "De Tarde en Tarde", "Nuestra Gente" y "Horizonte Cultural" en la televisión de este medio.

error: Este contenido está protegido