Noche de cubos y garrafas en Arahal

“¿Ahora qué hago para esta noche si no tengo ninguna botella?” Posiblemente, sea una de las preguntas que, inmediatamente ayer, más de un vecino de la localidad se hiciera al conocer por la tarde que el agua corriente de Arahal no era apta para el consumo humano.

Un operario llena garrafas de unos vecinos. Imagen: MedialTV

Desde hace unos días, se escuchaban rumores de un posible escenario así en nuestra localidad. Sin embargo, no había nada oficial. Con estos rumores, y en un alarde de previsión, más de un arahalense compró alguna botella de más por lo que pudiera pasar. Los distribuidores y las tiendas ya notaban el aumento de ventas de agua embotellada. Ayer fue una tarde de comunicado del CIAR de advertencia para la localidad y mensaje del alcalde, que para su desgracia -y la de todos-, cada vez que habla en los últimos meses solo es para comunicar problemas. En definitiva, 2020.

A lo largo de la tarde del domingo, las imágenes de camiones cisterna en otros pueblos afectados o las convocatorias del orden de reparto por barrios en otras localidades salpicaban las redes sociales. Aquí, en Arahal, casi al mismo tiempo que nos decían que el agua corriente no era potable, se encendían las luces de Navidad en un año en el que nuestras calles se engalanaban rabiosamente pintorescas sin nada que envidiar a otros pueblos, incluso ciudades. La luz vino para una de las noches con más incertidumbre del año: con pandemia y, además, sin agua potable en las casas.

Sobre las siete y media de la tarde, la imagen de un camión cisterna en la entrada de la barriada de La Lais llegaba a MedialTV como antesala de una tarde noche donde un número considerable de vecinos decidieron acercarse a ese punto para llevar algo de agua. Se quedaría ahí toda la noche y el resto de días que hiciera falta mientras se soluciona esta situación, comentaba un operario del servicio de aguas.

Este camión, con capacidad de 30 metros cúbicos (30.000 litros) comenzó a abastecer agua potable para todos los vecinos bajo el control de un operario del servicio municipal de aguas de Arahal. A la media hora fueron instalados dos grifos en cada punta de la carrocería trasera de la cisterna para facilitar el avituallamiento y así respetar las medidas anticovid.

Todo valía para hacer acopio de agua esa noche: botellas de plástico, cubos, cantimploras. Incluso las típicas garrafas de tapones rojos y amarillos, comunes para las aceitunas que se aliñan en las casas, sirvieron para llevarse a casa, al menos, para lo que quedaba de noche, ya que el agua, si se abría el grifo, solo se podía usar para el aseo o hacer limpieza.

“Nunca lo había visto, he venido además por la curiosidad”, decía un veinteañero que acompañaba a su madre a llenar algunos recipientes. “Se venía escuchando durante todo el día, lo que no pensábamos es que fuera a suceder”, apostillaba más tarde su progenitora.  

Otra vecina, con carro de la compra, se acercaba al punto acordado. Llevaba algunas botellas para su tía que no tenía para echar la noche. La imagen era insólita: colas de personas esperando su turno para llevarse algo de agua a casa. La imagen de décadas atrás de ‘aguaores’ como Francisco Rodríguez “Laguna”, repartiendo agua por las calles, volvía en un año pandémico.

Desde el CIAR se informaba que en una hora, llegaría otro camión que abasteciera a la localidad desde la antigua Carretera Sevilla-Málaga, a la altura del IES La Campiña. El camión se demoró un poco más. A eso de las 23:30 horas de la noche quedaba instalado en el sitio indicado. Desde la Policía Local se recordaba a los vecinos que el acopio de agua estaba permitido realizarse, pese al toque de queda, ya que se considera el agua como un bien de primera necesidad.

Jornada muy atípica en muchas casas de nuestro pueblo, con una cocina o patio, llena de algunas botellas que previamente serían llenadas en los dos puntos instalados.

Hoy amanece en un pueblo donde muchos trabajadores y estudiantes están de puente, sin embargo otros, como panaderos, repartidores y un largo etcétera tendrán que trabajar con más dificultades. Este 7 de diciembre es el día de las tiendas, supermercados y demás sitios donde se pueda comprar alguna marca de agua mineral. Encomiable será la labor de estos trabajadores y de sus distribuidores, en plena restricción de movilidad y con una comarca afectada por el mismo problema.

El humor que sale siempre a flote, como venimos comprobando en los momentos tan malos de este año, dejaba una publicación en Facebook muy compartida que mostraba la imagen de un recipiente de agua y se leía bajo la foto: “Cambio garrafa de Lanjarón (6,25L) por un piso o coche nuevo/seminuevo solo gente seria por favor. No te quedes con sed. No te quedes sin tu garrafa.

Eugenio Jiménez L.

Redactor de MedialTV. Presenta los programas "De Tarde en Tarde", "Nuestra Gente" y "Horizonte Cultural" en la televisión de este medio.

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